martes, 12 de febrero de 2008

Reflexiones sobre las exposiciones

China. Ha habido dos exposiciones sobre China desde el punto de vista histórico-cultural y desde el ámbito económico. Eso muestra el interés suscitado por la increíble expansión china de los últimos años, que ha colocado al país asiático como referente de una nueva polarización del mundo. El crecimiento económico, junto con la emigración de sus habitantes, ha centrado nuestra mirada en lo que pasa en China. Sin embargo resulta decepcionante el hecho de que nos estemos fijando sólo en los aspectos económicos y mucho menos en lo cultural. Occidente está mirando con atención la pérdida de derechos sociales y laborales como mecanismo para el crecimiento económico y se está acoplando a la vuelta a un capitalismo decimonónico según el patrón de producción chino.
Probablemente esto se deba a dos factores. En primer lugar a que las comunidades de emigrantes chinos tengan como rasgo cultural un enorme aislacionismo. Su incidencia en las sociedades de acogida no ha permitido difundir los valores culturales de una cultura milenaria, de unas religiones igualitarias y sin dioses,… sino que se han aislado y sólo hemos importado la sumisión laboral a través de la competitividad: a semejanza de los chinos, cada vez trabajamos en condiciones más precarias, con horarios más difusos y por salarios más miserables.
Curiosamente uno de los pocos ámbitos culturales en los que sí hay un enorme contacto entre los emigrantes chinos y los pueblos en cuyo seno habitan no fue tratado en la exposición sobre la cultura china: la comida china. No sólo se anticipó a la inmigración estando presente desde hace muchos años, sino que además, con la inmigración, se han abierto restaurantes de comida china en los que se prepara comida realmente como allí y en los que suele haber casi más clientes chinos que autóctonos. En Madrid, por ejemplo, hay uno en la calle San Bernardino y otro en la entrada al parking que hay bajo Plaza de España. Acaso empiecen a exportar lo más valioso de su cultura a través de la cocina.

Globalización y mercado de trabajo. Este tema es extraordinariamente importante y está muy ligado al tema de China, pues la competitividad laboral es, junto con la fiscal, una de las mayores fuentes de deterioro de la calidad de vida y de la posibilidad real de someter la economía a criterios democráticos.
Efectivamente con la globalización se han roto las dificultades para el traslado de empresas de un país a otro. Éstas optarán siempre por fabricar sus productos allí donde menos impuestos paguen, menos costes laborales tengan y más controlable sea el gobierno. No sólo las fábricas se están yendo en busca de ahorros: cuando uno llama a cualquier teléfono de atención al cliente, es probable que el interlocutor se encuentre en cualquier otro país cobrando un sueldo miserable. Y una gran empresa que se lleva su centro de trabajo de un país a otro genera un desempleo que, unido a otras que hagan lo mismo, pueden desestabilizar una sociedad.
Por ello los gobiernos pierden toda capacidad de someter el mercado laboral a cualquier criterio político para el que tendrían una legitimidad democrática de la que carecen las empresas transnacionales. Sin embargo, los gobiernos no tienen más que una opción: mostrar a las empresas que en ningún otro país podrán campar más a sus anchas que en el propio, para que vengan y generosamente creen puestos de trabajo. Ello, junto con la declarada voluntad de los Estados de renunciar a tener un potente sector público, supone la renuncia a que la economía se someta a la democracia. Es la ley del más fuerte, como siempre quisieron los más fuertes.

Nuevas tecnologías
Frente a lo dicho sobre el mercado laboral, la globalización también ha supuesto la máxima difusión de las llamadas nuevas tecnologías que están revolucionando los modos de ciudadanía, rompiendo el férreo control del pensamiento único y de la información única. En España tenemos un buen ejemplo de lo revolucionario de las nuevas tecnologías en nuestro recuerdo de lo sucedido tras el 11-M. Mientras todos los medios de comunicación españoles se plegaban a la increíble versión gubernamental, muchos fuimos quienes gracias a Internet y a las antenas parabólicas nos íbamos enterando de que nadie en el resto del Mundo se lo tragaba. Del mismo modo hasta en China, donde el control de la información es tan férreo, se puede acceder a la más plural información mediante trucos relativamente complejos.
Internet como fuente de información sólo ha presentado un problema: la fecundidad de fuentes podría ir en detrimento de la fiabilidad de las mismas. En gran medida ese problema es bastante mítico: lo mismo sucedió cuando la imprenta permitió la pluralidad de voces, vista con terror por quienes tenían el monopolio del pensamiento ejercido a través de la Biblia. Pero es que además, la pluralidad de voces genera una pluralidad de controles. Lo sabemos quienes tenemos un blog público: uno de los primeros aprendizajes es que a pocos lectores que tenga el blog, siempre habrá alguien que comente una metedura de pata del autor si éste da un dato equivocado. Es muy difícil mentir (siquiera involuntariamente) sin que haya alguien que denuncie la mentira.
La prueba más evidente es la wikipedia, enciclopedia redactada en red, que fue estudiada y mostró el mismo nivel de error que la Britannica (lo cual muestra, simplemente que ninguna de las dos es infalible). Todavía están en pañales las nuevas tecnologías: acaban de empezar y sus posibilidades aún no han hecho más que ser imaginadas. Pero si es posible fabricar con ella una enciclopedia sin dictados, ¿no será igualmente posible construir sociedades democráticas?

Medioambiente. Es un tema difícil de abordar el del medioambiente. Los intervinientes han mostrado algunas de las consecuencias del cambio climático y las hipótesis aparentemente más sólidas que fundan tal cambio en la acción humana. Quienes hace una década afirmaban que había cambio climático por culpa del desarrollismo humano siguen diciendo lo mismo, mientras quienes ahora afirman que el cambio climático realmente existente no tiene nada que ver con las emisiones de los humanos hace una década sostenían que no existía tal cambio. Generalmente se trata de ridiculizar los estudios mdioambientalistas poniendo ejemplos chuscos como los gases de efecto invernadero emitidos por las vacas en sus flatulencias.
En el caso más favorable a los negacionistas, el cambio climático no se agudizaría por frenar las emisiones de gases de efecto invernadero; mientras que si lleva razón la mayoría de la comunidad científica que aboga por la limitación de tales gases para frenar en lo posible tal cambio, dejar de hacerlo sería criminal. En Lógica clásica a esto se le llamaba ‘eliminación de la disyunción’: sabemos que ‘p’ o ‘no p’: si ‘p’ implica ‘q’ y ‘no p’ también implica ‘q’, podemos sustituir la expresión ‘p o no p’ por ‘q’. En este caso, tanto la negación como la afirmación del cambio climático originado por los humanos es compatible con la reducción del incremento del consumo energético. Impúlsese, pues.
Lo que no podemos permitirnos es la mera sustitución de los combustibles fósiles por biocombustibles: en primer lugar porque para su generación se fomentará una agricultura intensiva a gran escala capaz de cargarse el Amazonas y cualquier bosque silvestre que pueda ser más rentable; en segundo, porque mientras haya personas que mueran de hambre resulta criminal destinar la agricultura a la producción de combustible y no al alimento.
La única salida es el freno al desarrollismo, la racionalización del consumo energético. No basta el ‘crecimiento sostenible’: tiene que estar ’sostenido’.

Inmigración.- La segunda parte de la exposición eclipsó notablemente a la primera. Es lo que suele suceder con los discursos que se dejan llevar por la pasión, los odios y los prejuicios y exponen argumentos increíbles: impiden reflexionar pausadamente sobre la otra parte, más seria (aunque igualmente antagónica a mis puntos de vista). En el caso del discursito celebrado en esa segunda parte, nos encontramos con dos elementos (probablemente extraidos de páginas de extrema derecha conservadora) impresionantes. Uno de ellos ya fue señalado por el profesor como ‘una auténtica chorrada’: al parecer, según el orador, los metales que los españoles expoliaron hace siglos habrían sido compensados ya con las divisas que los inmigrantes habrían enviado a sus países. Desde la perspectiva nacionalista que suele manejar tal compañero es comprensible que se sienta heredero de aquellos invasores y que considere que contrayó entonces una deuda personal. Desde luego yo no siento que tenga nada que ver con aquellas personas. Y no creo que haya que machacar o ayudar a los desgraciados en función de si uno tiene deudas con ellos o no. El otro fue el de que los inmigrantes no rejuvenecen la población porque lo que hacen es abortar mucho. La mamarrachada no se apoyaba en ningún dato, salvo en prejuicios raciales y clericales. El parlanchín orador no aportó dato alguno, pero en las maternidades madrileñas se calcula que dos de cada tres partos son de madre extranjera y en los últimos años ha subido tres décimas el número de hijos por mujer en edad fértil, por lo que el argumento no se sostiene más que sobre prejuicios personales.
La inmigración es un drama porque obliga a personas a salir de sus países para ser explotados en otros a un precio mayor del ganado por ser explotado en sus lugares de origen, con sus seres queridos. Los problemas que se atribuyen a los inmigrantes son los que siempre generaran los parias: allí donde hay lumpen hay conflicto social, y donde hay colectivos depauperados hay lumpen. Pero esos problemas no deben ser abordados en términos de nacionales y extranjeros, blancos y negros, chinos, sudacas o gitanos, sino en términos de ricos y pobres.
El moro Zidane no supuso ningún problema para los racistas.

Fútbol La exposición estuvo centrada en el micromundo que se ha generado en torno al fútbol, especialmente en la FIFA, que se ha convertido en una perfecta exposición del modelo mafioso al que imitan determinados patrones de la globalización. Las relaciones entre fútbol y política fueron levemente esbozadas, pero hemos visto como Maurizio Macri, Silvio Berlusconi y Jesús Gil se han servido del fútbol como primer paso antes de dar un salto a la política indisimuladamente corrupta.
Sin embargo no se trató un tema que liga al fútbol con la economía y que sería interesante. De hecho yo siempre he pensado que sería un gran tema para un trabajo de investigación: ¿cuántas infraestructuras se habrán decidido en el palco del Bernabéu o del Nou Camp en conversaciones entre políticos y constructores al calor de una copita y un canapé? Vemos estos días, en plena campaña electoral cómo pierden el culo los políticos por aparecer en la foto en el palco de cualquiera de estos campos. Allí les agasajan los constructores que dirigen esos clubs y que deciden qué político saldrá en la foto y cuál no y en función de ello pueden ser compensados con la concesión de tal obra o excluidos de tal otro concurso.
Es posiblemente uno de los focos de corrupción más poderosos de nuestro sistema político-económico. Zaplana no se pierde un partido.

Integración europea, Francia y Turquía Las tres últimas exposiciones presentan un bloque temático en torno a la Unión Europea en su conjunto, a su centro político-económicos (Francia, pero también Alemania) y a su periferia: Turquía. El primer caso es el de la historia de la consolidación de un bloque económico en expansión geográfica pero que renuncia a la transformación en un bloque político. Así, las instituciones europeas toman decisiones profundamente relevantes para la vida cotidiana de cada uno de nosotros, pero se escapan al control de los ciudadanos. Incluso el modelo de construcción europea ha roto el viejo esquema liberal de la separación de poderes, pues el Consejo de Europa (los gobiernos) pueden imponer legislación a los Parlamentos nacionales. Así, un sueño como el de la integración europea se ha construido de tal forma que más que un sueño se ha convertido en un gigantesco monstruo para generar decisiones económicas completamente ajenas a las decisiones de una ciudadanía europea que ni está ni se le espera.
Este tipo de construcción ha generado cierta reacción en algunos de los pueblos de Europa. En concreto, el caso francés es especialmente indicativo de cómo por un lado van los dirigentes políticos y por otro los pueblos dirigidos. Los políticos franceses eran casi unánimes en el entusiasmo por el Tratado de Maastricht (que fue aprobado en referendo por los pelos) y en la llamada Constitución Europea (rechazada por los franceses). Curándose en salud, no piensan consultar a los franceses el Tratado de Lisboa: son los nuevos modelos de democracia, en los que el pueblo puede ser consultado con la única condición de que digan lo que imponen sus líderes.
El caso turco es especialmente interesante. Resulta curioso que el principal argumento de rechazo a la integración turca sea el religioso, a pesar de que precisamente se explica en la exposición que el camino al laicismo de Turquía está ampliamente consolidado. La Unión Europea no es una unión de países cristianos, por lo que el argumento de la mayoría musulmana turca sobra; si no se planteó la expulsión de Polonia cuando fue gobernada por los Kaszynski, no hay razón alguna para rechazar la integración turca por criterios religiosos.
Sin embargo, si la Unión Europea pretende ser un ejemplo de respeto a los derechos humanos el problema de los turcos sí es importante. La legislación electoral impide el acceso de los kurdos imponiendo una antidemocrática barrera del 10% cuya superación es condición sine que non de entrada en el Parlamento: justo la necesaria para que los kurdos no puedan tener representación. La continua persecución y exterminio más allá de sus fronteras, como la persecución de los homosexuales y de diversas minorías sí es un problema que debería ser importante a la hora de valorar la entrada de Turquía en la UE.

Pesca.- El gran problema del sector es el de la sobreexplotación, según nos han contado los compañeros. Y es un serio problema como hemos podido ver con la situación de la anchoa en el mar Cantábrico. La inexistencia de una autoridad internacional que pueda imponer a los pescadores franceses el paro, hace que el barbecho que exige la renovación de los bancos de anchoa dependa de los acuerdos entre los gobiernos francés y español. La dificultad de tales acuerdos se suma al rechazo que generan las ayudas públicas en nuestra Unión Europea somete a la pesca en general a la misma lógica del beneficio cortoplacista que el resto de la actividad económica.
Ocurre que, si bien en otros ámbitos esa lógica puede llevar a un cierto desarrollo económico (o no, a estos efectos da igual), en el caso de la pesca el corto plazo y la competitividad está suponiendo la extinción de algunos bancos de pesca.
Sirva la pesca como anticipo del tipo de desarrollo al que lleva el tipo de capitalismo que estamos viviendo (si es que existiera otro tipo): el abandono de las soluciones colectivas y la visión a corto plazo pueden suponer el fin de los recursos de los que vivimos.

Publicado el 29 Enero 2008 por pocoaprieta

No hay comentarios: