domingo, 17 de febrero de 2008

Microcuento

Esta semana ha habido exposiciones en clase. A pesar de que han sido muy interesantes y se ha notado que llevamos tiempo preparándolas, estos días y hoy en concreto con tanta saturación mental, no me apetece dedicar más tiempo a lo académico. Por ello he escrito un microcuento que no tiene nada que ver con la asignatura, pero es lo que me apetecía. Y aunque no tenía pensado ponerlo en el blog, lo voy a poner, porque muchas veces se aprende más y se desarrolla más el intelecto así que teorizando o estudiando.

Había investigado minuciosamente todos y cada uno de los rincones de aquel extraño lugar y removido todos los objetos que allí se encontraban cuando escuchó aquel sonido apagado que le heló la sangre. Provenía del final del pasillo, muy cerca de donde se encontraba. A pesar de todo se acercó allí y tras palpar detenidamente la pared encontró una especie de puerta detrás del papel pintado. Se armó de valor y decidió abrirla. Quedó estupefacta cuando lo que se le apareció ante sus ojos fue la cara asustada de una niña reflejada en un precioso espejo. Se quedó pensando. Ahora ya lo entendía todo.

Publicado por j.perez

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