jueves, 7 de febrero de 2008

Lo aprendido aplicado a mi realidad

En primer lugar, empezaré diciendo que este blog no empezó su andadura como una parte más de la asignatura Sistema Económico Mundial. Lo cierto es que esta ventana al mundo se abrió en el mes de mayo, algunos días antes de las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo de 2007. Quise expresar mi opinión sobre el valor de la democracia participativa y el papel de los ciudadanos ante una cita como las elecciones.

Siempre he creído que no somos un eslabón más, condenado a girar al ritmo del mundo, de las elites, de los de arriba, de los poderosos, de los de fuera, de los de más allá. Quizás, porque si llega el día en que me sienta parte de esa cadena, ya tenga realmente poco que aportar y poco que aprender. No se trata de ser inconformista, rebelde sin causa, revolucionario porque sí, un alma perdida, nada de eso. Más bien, tengo la impresión de que consiste en decidir el camino que se quiere seguir, que no es otra cosa, que intentar ser un poco más libre todos los días de la vida.

Como decía, comencé animando a los posibles lectores a no creer que la democracia que tenemos (muy cómoda para algunos, insuficiente para otros, insoportable para el resto) es la única vía posible de expresión de la voluntad popular. Siguiendo la observación de la realidad que me rodea, continué haciendo un alegato en contra de las cuotas femeninas en la política. Esto es algo que me preocupa especialmente. Nunca entenderé que una clase política que se autodenomina “progresista” prefiera el género a la valía, al esfuerzo, a la capacidad de superación, a la necesidad de aprender. No creo que sea una apuesta progresista y, es más, el esfuerzo por la igualdad no se inicia con cuotas para ser ministra, empieza en el humilde ámbito de lo cotidiano. No es un problema sólo de “los políticos”, es un problema de “los ciudadanos”. Y esto debería tener consecuencias sobre las respuestas.En este periodo de reflexiones, empezó el curso, ya el cuarto de mi soñada, llorada y sudada carrera. Con el mes de octubre llegó a nuestro presente (y quizás también a nuestro futuro) una asignatura rara, de las que desde el primer día te hacen ponerte en alerta. La sorpresa fue que el profesor no nos pidió una calculadora gráfica, o estar al día con el Excel o controlar las matemáticas; nos explicó un plan de trabajo completamente innovador. Entre los requisitos para cursar la asignatura estaba uno completamente nuevo en nuestra vida académica: el blog.

En un ejercicio de sinceridad he de decir que
a mí personalmente esta experiencia innovadora me ha resultado un instrumento muy útil no sólo para abrir una ventana al mundo sino también para abrir un mundo a mi interior.Desde mi punto de vista, la comunidad de aprendizaje que hemos construido entre todos en clase, en los grupos de trabajo, en las discusiones con nuestro profesor Roberto Carballo y mediante los blogs es un ejercicio muy renacentista. A lo largo de este periodo hemos tratado temas muy diversos y, sobre todo, hemos puesto en marcha muchas habilidades, completamente distintas, que nos han descubierto nuevas dimensiones de lo que somos. La economía, la política, la literatura, la crítica, la enseñanza, la música, la innovación, la investigación, los sentimientos… todo ha pasado por nuestras manos de algún modo.Nunca he estado convencida de que la Universidad sea un trámite más en la vida. Tal vez, dependa de cómo emprenda el camino cada persona, pero eso es algo que hay que responder primero de modo individual. Lo que ocurre es que las personas, también somos de algún modo parte de esa institución a la que criticamos, pero que raras veces lo hacemos de un modo constructivo. Puede ser que nos hayamos adaptado a un sistema cómodo, pero entonces no valdrían las lamentaciones. Antes decía que es importante ser libre, pero también es importante ser valiente, dar un paso al frente y arriesgarse a fracasar pero desde luego a aprender.La innovación es el futuro y si no nos damos cuenta a tiempo luego vendrán las lamentaciones de siempre o el “pecado de España”, ése “qué inventen ellos”, que ha adormilado a una parte de la sociedad, de la que curiosamente todos formamos parte.

No sé si lo que hemos aprendido en esta asignatura, con su peculiar método de trabajo, me dará algún día un sueldo. No creo tampoco que sea ése el objetivo. Más bien, me da la impresión de que se trata de abrir nuestros ojos a un mundo que no es tan cómodo ni tan lejano, pero que precisamente por eso deja que, si queremos, podamos intervenir en él. Recibir y aportar.

Esta asignatura me ha dado varias lecciones que espero saber aprovechar. Por primera vez, “me he puesto en el lugar del otro” en el mundo de la enseñanza. Lo curioso ahora es que cuando pienso en las grandes lecciones de mis Maestros no me vienen a la memoria clases magistrales versando sobre autores, ni nada parecido al mundo de la cultura inalcanzable, la alejada del mundo real de los sentimientos. Lo que guardo como un tesoro, no sólo como alumna sino sobre todo como persona, son los consejos vitales, el apoyo de alguien que ha vivido, que ha sufrido, que ha luchado, que ha ganado pero que también ha perdido y que ha conseguido armonizar su necesidad de aprender con su necesidad de vivir.

Otro punto curioso ha sido el de
aprender a emocionarnos a partir de la lectura de poesías, de fragmentos de novelas, de escuchar la música de otros, sus razones y de compartir la nuestra propia con extraños, que ya no lo son tanto. La música, como las matemáticas, como el teatro, como las miradas,…, son un lenguaje, que hay que saber entender y aprovechar. La comunicación es uno de los grandes problemas de hoy, no basta con construir redes de tecnología avanzada, emisores y receptores tienen aún trabajo que hacer para encontrarse. Por ello, el mundo de la cultura no puede menospreciarse porque siempre ha sido punto de encuentro y de enriquecimiento mutuo. Aquí viene lo que decía al principio de ejercicio renacentista. La vida se compone de muchos placeres y de muy distintas inquietudes y si la Universidad pretende seguir siendo parte de la realidad y, sobre todo, del futuro no puede apartarse de lo que es también una parte de su existencia, cuando no de su supervivencia. Así pues, ponerse en el lugar del otro, para entender sus motivaciones, sus intereses, sus emociones, nos puede ayudar a ver cuál es nuestra posición y a reflexionar sobre lo que somos y sobre lo que queremos ser.

Una cuestión interesante ha sido la de los agradecimientos. Ya escribí en una entrada del blog que “España no es país de agradecimientos”. Quizás sea una afirmación injusta pero su motivación reside en que muchas veces no valoramos lo que tenemos porque ni siquiera lo sabemos. Aún menos, de dónde procede, quién nos enseñó el principio del sendero o quién nos guió cuando nos perdimos.

Haciendo balance he de reconocer que hay una nueva página que escribir en esta historia que es la vida, con letras pequeñas, la de todos los días, pero al fin y al cabo el libro más importante. Hay muchas formas de dar las gracias, de aprender, de reconocer el trabajo de otros, de enfrentarnos a nuestras circunstancias, de superar miedos, de avanzar, de retroceder, de reír, de llorar…Hay muchas formas de vivir, de ser valiente y de ser libre. Por ello, acabaré este ensayo con la lección aprendida: GRACIAS.
Publicado por Claudia López Pedreño

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