miércoles, 13 de febrero de 2008

Música y cambio social: el blues

El blues como reflejo de la realidad social: la más sugerente magia negra
El arte en general refleja el mundo que le toca a vivir a cada pintor, escritor, arquitecto… pero hoy en día, si hablamos de un arte popular, ese es sin duda la música. Los músicos modernos y contemporáneos reflejan como nadie la sociedad en todos sus niveles, porque ellos y su música son producto del sistema social hasta tal punto que no podemos separarlos; esto especialmente cierto cuando tratamos de un estilo que ha sido tocado y en el que han dejado su firma desde gente con posibles hasta aquellos que lo tenían difícil para hacer dos comidas todos los días. Y decir esto no es exagerar, porque vamos a hablar un poco sobre el blues, que es por sí sólo un mundo, y que es perfecto para el tema propuesto, “música y realidad social”.
Pero, ¿De dónde **** sale esto?
Es una pregunta más difícil de lo que parece. Vamos a empezar por algo que sabe todo el mundo: el blues es la música que crearon los esclavos negros en Estados Unidos. Rondando esta idea, podríamos llenar páginas, sin decir realmente mucho; porque si alguien está leyendo esto ahora mismo, se preguntará, ¿y cómo lo crearon? Pues la verdad es que hay algunas respuestas válidas, el problema es que, como pasa siempre, si uno rasca un poco, aparecen más incógnitas. Vayamos por partes.
1. Antecedentes
Todo el mundo ha leído o visto películas en la que se nos muestra la denigrante situación en la que se mantenía a los esclavos en EE.UU. durante las primeras décadas del siglo XX (situación que fue mejorando, peor que se mantuvo durante casi todo el siglo), el caso es que esta comunidad sin recursos ni derechos iban a combinar el folclore del país de origen con el de acogida para dar el campanazo con un estilo que enamoraría a muchos y que daría cuenta de la situación en la que se encontraban. Esto de “mezclar” estilos parece fácil de decir, es más complicado de justificar y a veces de demostrar… en música, no es nada sencillo decir “ésto viene del estilo A, que lo inventan los X, y que es una mezcla de A con Y”. Pero, a pesar de esta dificultad, podemos decir que el blues es el resultado del encuentro del country con ritmos y música de África; lo que yo creo que es muy importante resaltar, y es por eso que escogí este estilo de música, es que no sólo es el encuentro de dos estilos de música, sino las condiciones a las que se somete a esta clase social que las combinó y que sentó las bases del Blues.
La música no va volando sola por el aire y de repente se mezcla con otra; es un producto social, que necesita de la gente y sin la cuál no puede existir. Veremos ahora mismo que el Blues refleja perfectamente la realidad económica y la situación social de aquellos esclavos…
2. Sin dinero, sin derechos, sin formación. Cogiendo lo que está a mano.
Aquellos esclavos no tenían ni tiempo ni dinero para comprar otra cosa que amenizara sus escasos momentos de ocio que una guitarra, al menos era una de la opciones más atractivas. Era una manera de pasar un buen rato, distraer a los demás y tal vez ganar algo de dinero (¡algo que era incluso más difícil de lo que ya nos podemos imaginar!). ¿Cómo se aprende a tocar? Pues el caso es que uno aprende muchas cosas incluso sin haber pisado una escuela: todos aprehendemos nuestra cultura, esa que no sólo se encuentra en museos y universidades.
3. Explicación musical de la “mezcla”. Country, escalas japonesas y ritmos que no se pueden escribir
Echando mano de todo aquel bagaje, la felicidad y colorido del country se va a trastocar, gracias a los acordes de séptima y las pentatónicas que estos esclavos incorporan. Vamos a explicar esto un poco porque es curioso: salvo que estés tocando blues, no es nada normal encontrarte una canción en la que todo el acompañamiento se haga a base de séptimas. Esto es porque ese acorde produce una sensación como de “tensión”, que se usaba en pequeñas, gotas, y que debía ser “resuelta” en el siguiente paso. Pero a aquellos esclavos no les sonaba mal tocar todo el tiempo así, sobre todo si incorporaban sus novedosos ritmos.
Y es que el ritmo en música es mucho más importante de lo que solemos creer, tienen razón aquellos que dicen que lo que se toca sin ritmo, es ruido. En el caso del Blues, también del Swing y demás hermanos – o primos o padres o yo que sé, ya decíamos que si nos metemos en estos berenjenales es muy difícil salir con algo claro) este ritmo no era fácilmente transcribible al papel. Hoy en día la teoría se ha puesto al día, pero en su nacimiento, el blues tenía una magia que no se podía explicar, había que oírla. Para que se me entienda, que aunque la viuda Wetermington tocaba al piano todo el repertorio de Mozart sin tener un solo disco ni por supuesto haber tenido el gusto de haberle oído en persona, pero lo tenía imposible si quería tocar swing si haber pasado por uno de los antros dónde se tocaba esto.
¿Y eso qué decíamos de las escalas japonesas? Pues hablamos de las pentatónicas, escalas de cinco notas, a las que los Bluesmen añadían una nota para crear la que sería conocida como escala de blues, y que ya fuera sola o mezclada con otras cosas, sería la que daría forma a las melodías que las inspiradas gargantas y guitarras convertirían en clásicos. Y espero que con esto les valga, puesto que si de verdad alguien me pregunta de dónde vienen, me voy a ver en un verdadero apuro… mejor olvidarnos de los japoneses; el caso es que siempre que hay blues, allí están las pentatónicas.
4. Mamá, quiero ser Bluesman ¿profesional? Hablemos de dinero
Si uno quería vivir del blues, lo llevaba claro: recordemos que los músicos eran esclavos, que hacían música extrañamente atractiva pero que seguían sin tener derecho a nada, y que encima cantaban sobre lo mal que estaban o sobre obscenidades. El resultado es una comunidad que continúa tocando y desarrollando su música por amor al arte, prácticamente. Los dueños de los bares no permitían que tocasen, o si lo hacían muchas veces era sin cobrar nada… los músicos se ven relegados a tocar aquellas canciones “con un ritmo que parece que andan” en tugurios, prostíbulos, etc.
Sólo por esto ya podemos hablar de verdadera explotación, pero cuando las primeras discográficas aparecen, aquello ya llegó a límites difícilmente superables: algunos músicos llegaban a grabar sus temas SIN COBRAR. La grabación se planteaba para el sufrido músico como una oportunidad para darse a conocer y poder dar más conciertos, que era de lo que realmente se podía vivir. Por cierto, este planteamiento está volviendo, no tal cuál, por supuesto, pero si que es innegable que los músicos tienen cada vez más claro que no van a salir adelante a base de grabar y vender sus discos… y hasta el concepto de disco como diez o doce canciones con una cierta unidad que se vende como un todo está siendo muy cuestionada.
Pero, pese a esto, que nadie se engañe: la situación era muy, muy distinta a la actual. Casi cuesta imaginárselo. Por otro lado, parece que la gente estaba obligada a ser más consciente de que la música está indisolublemente atada a las manos, cabeza y corazón de quien la crea; y a la sociedad que la condiciona, por supuesto. Si querías oír blues, tenías que salir a la calle y buscarlo, por muchas razones: no todo el mundo tenía tocadiscos, no había mp3… había que ir allá donde se estuviera tocando, especialmente a ver los que mejor lo hacían. Los músicos eran todo lo contrario de lo que se suele ver ahora por varios motivos:
- antes de grabar, demostraban su valía en directo. Si no te curtías hasta llegar a tener un buen directo, no ibas a grabar nunca.
- Si grababas, tenía que salir bien a la primera, como mucho a la segunda… incluso si era una banda entera la que estaba tocando
- Se grababa bastante a menudo, y un mismo músico iba pasando por muy distintas bandas a lo largo de su carrera
Todo esto daba a los músicos una sólida formación y les preparaba para tocar incluso en situaciones muy adversas. Las bandas cambiaban de miembros, era muy importante tocar con distintos músicos como manera de intercambio de conocimientos y aprendizaje continuo. El tema de los derechos de autor también era muy distinto, ya que hacer versiones de los clásicos era una excelente manera de encandilar a una audiencia que podía cantar aunque nunca te hubiera oído, y además podía comparar y juzgar qué aportaba cada nuevo intérprete.
5. Magia negra y racismo
¿Qué pasaba mientras tanto con los blancos? ¿Oían ellos blues? ¿Les gustaba? Sí, y mucho. El galopante ritmo del blues atrapó a todos, fueran del color que fueran, y llevo a los blancos a preguntarse cómo era posible que los negros hicieran tan buena y original música.
¿Tal vez es que eran personas, como los blancos, quizá era ya tiempo de reconocer su valía?
Pues no, ni mucho menos.
El racismo se alimenta de la ignorancia y de lo irracional; la respuesta a esta asombrosa capacidad de los esclavos fue justificada achacándola a la magia negra, pactos con el diablo… los negros no eran inteligentes ni tenían una cultura de la que se podía sacar provecho, simplemente se trataba de brujería. Este rol sería soportado por los músicos, la mayor parte de las veces les perjudicaría. Este algo sobrenatural les sobrevolaría hasta nuestros días, pasando por todas las décadas intermedias – recuerden al verdaderamente increíble Jimi Hendrix, quemando su guitarra, o hablando de la espiritualidad de su música- y ya se ve muy claramente en los pioneros del blues. Para muestra, un botón: Robert Jonson pasa a la historia no sólo por su importantísimo legado para el blues y la música moderna, sino por la leyenda de que llegó a pactar con el diablo a cambio de ello. No fue el único, hay bluesman, imagino que en broma, que explican como se realiza el pacto, en un cruce de caminos.
Que los blancos tocaran blues fue en principio impensable, y hasta hace muy poco no se veía bien que músicos de distinto color tocaran juntos: a Hendrix le criticaron por este motivo gente de ambas “razas”. Que los blancos que no habían nacido en Estados Unidos podían tocar blues lo vendría a demostrar gente como Eric Clapton. Los buenos resultados de no escoger los músicos por el color de la piel son evidentes en muchísimas formaciones, me vienen a la memoria la colaboración de Albert King con Steve Ray Vaughan.
En conclusión
EL blues refleja fielmente a las personas que lo crearon y dieron forma, y también nos ofrece una imagen muy clara de en que tipo de sistema social y económico vivieron. Y aunque el blues haya dejado de ser algo novedoso, sus esquemas permiten lo más sencillo a lo más sofisticado, la alegría contagiosa o la pena profunda, la rotundidad aplastante o la delicadeza más refinada, siempre que se haga con el corazón. Es en el blues donde todo comienza, la música moderna le debe muchísimo a un estilo que, sino ya no deja mucho espacio a lo innovación, sigue consistiendo uno de los pilares que cualquier músico que se precie debe aprender y respetar.
Publicado por Ricardo Grande

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