sábado, 10 de noviembre de 2007

SISTEMAS DE IMITACIÓN

Hace unos meses, comprando en un establecimiento, pude escuchar como un hombre con un polo en la mano le exclamaba a su mujer muy contento “mira, sólo 9,95”, su mujer inmediatamente y con gran despreció a su hallazgo le contestó un contundente y escueto“¡Así será!”. Lo que la mujer había hecho en cuestión de medio segundo, es relacionar los factores calidad y precio, de forma que a mayor precio, mayor calidad, un criterio el que siguió ella, que está muy extendido en la población de la sociedad occidental (de forma científica, siguiendo el método inductivo, llegaríamos a la conclusión inapelable de que este criterio está desde luego extendido de forma masiva), y un criterio el cual no podría estar más equivocado.


Teniendo en cuenta, que la inflación es una relación social de dominación, y que la competencia es competir en precios, se ha llegado a desarrollar, dentro del poder económico, toda una estrategia de marketing, que es definitoria para gran parte de la población, lo vemos con los ejemplos de ZARA, FORD, BMW, PRADA, UBS, TELEFÓNICA, y otros más, explicaré algunos de ellos. ZARA: es una marca conocida y que logró su expansión gracias a lograr un buen equilibrio entre calidad y precio, con unos precios adecuados para la clase media española. Destacar por cierto que a su dueño Amancio Ortega nunca se le ha visto hacer ostentaciones de todo ese dinero ganado, conduce coches “normales” y viste la ropa de su marca.

Pues bien, nos hemos encontrado con la muy llamativa situación, de que cuando quisieron expandirse a Méjico, la gente no les compraba por que sus productos “eran demasiado baratos” y por lo tanto claro serían malos, increíble pero cierto, la empresa se vio forzada a subir los precios, y consiguió tener un mercado y una cliente significativa en ese país, un gran chollo puesto que gana mucho más dinero y no sube sus costes. Un ejemplo significativo y tristemente gracioso, ¿qué hacen los mejicanos cuando vienen aquí a España? Evidentemente sí, alucinando con los precios de las tiendas aquí, aprovechan comprando aquí, llenan sus maletas todo lo que pueden, y luego ya en su país natal presumen vistiendo sus productos ZARA, entre su gente habitual. FORD: es una marca fantástica que converge los criterios de calidad precio al máximo, marcas como AUDI priman mucho más el concepto de marca, no estás comprando calidad, estás pagando un precio para adscribirte a un determinado sector social.

La Fundación FORD fundada por el propio Henry Ford (el cual fue si no el más, uno de los mayores innovadores económicos de principios del siglo XX, demostrando un talento envidiable y una fuerte capacidad emprendedora) ha sido perseguida por el capitalismo más rancio de forma repetida, representado por algunas empresas estadounidenses, a las cuales debería de molestarles mucho la Fundación.

Gracioso es que un competente estudiante de tercero de la licenciatura de historia, me contaba hace no mucho tiempo, “que claro un FORD lo tiene cualquiera”, y “que socialmente es mucho mejor otro tipo de coches” sólo le faltó decir con lo encendido que lo defendía que un BWM te convierte en mucho mejor persona (otro caso que con el método inductivo nos confirma la tesis general que ejemplificaba anteriormente con el caso de la señora y su “¡así será!”). La verdad es que en el mercado de los coches, podríamos establecer un gráfico muy significativo, en el que veríamos como a partir de un importe, unos cinco millones de pesetas, lo que haces según vas pagando más por un determinado coche, es “pagar la marca” Hay que destacar, y se podrían calcular los porcentajes exactos, que cuando compras un FERRARI, más de la mitad del importe total se destina a “pagar la marca”, e inscribirte así como narraba antes en un determinado sector social. Los coches surcoreanos ya están ganando no pocos adeptos, y los que puedan venir de china, seguro que también se abren su espacio, siempre para unos consumidores mucho más racionales. TELEFÓNICA: el intento de monopolio puro y duro, con ella la gente se piensa directamente que cómo es más cara, pues que es mejor. Algo desde luego muy alejado de la realidad, y que en este caso sigue funcionando de forma terrible, y es que en estos momentos con otras alternativas que han consolidado sus sistemas de producción y venta (en un principio como neófitas en el campo desarrollaban amplios problemas que el cliente detectaba fácilmente), es muy poco racional, coger y simplemente “pagar más”, cuando estamos eligiendo un producto de consumición de economía familiar. BMW: una empresa que no tenía mercado en nuestro Reino de España, ¿cómo se introdujo a bajo coste y con una iniciativa inteligente? Le regalaron una moto al Rey, si señores, una moto BMW, y claro, ya todo el mundo quería tener un BMW, como el Rey, a las clases más altas no les fue difícil, y de ahí hacia abajo se fue recorriendo el camino hasta conseguir un sector de compradores significativos en nuestro país. Todo esto empezó con los nativos de Málaga, que imitando al turista marbellí, vivían muy por encima de sus posibilidades, esto al fin y al cabo no es nada nuevo, y es que en el siglo XVI con autor anónimo, en la obra “Lazarillo de Tormes” (disponible en Alianza Editorial), ya se nos narraba en el Tratado III, cuando pasaba a vivir con un escudero arruinado, al cual sólo le quedaba la hidalguía y la dignidad, como se esforzaba en cuidar al máximo su capa, para que cuando salía a la calle caminando muy erguido nadie pusiese en duda esa dignidad, pues bien, vivía en una casa vacía de la que más tarde tuvo que huir marchándose de la ciudad, y se alimentaba de los mendrugos de pan que había mendigado Lázaro, esa “honra” que se esforzaba por mantener no le daba para más. Pues bien, en nuestros días, vemos como no son pocos aquellos que, para adscribirse a un sector social superior, o por lo menos intentándolo, compran un coche que se encuentra muy por encima de sus posibilidades económicas, comprometiéndose a pagos futuros, y privándose de cosas mucho más necesarias para el comprador o para su propia familia, siempre “de puertas para adentro”, como hacía aquel escudero del Toledo del siglo XVI. El profesor Carballo esta semana, en la clase que para mí hasta ahora ha sido la más interesante de todas las que hemos tenido, nos ha hecho aprender que cuando un productor consolida una marca, lo que van a hacer es cobrártelo más caro, como decía antes, “pagas la marca”, no es ni más ni menos que marketing, y con Lacoste eso pasa muy claramente, pagas diez veces su valor. Pobres de aquellos que lo compran, porque a no ser que este comprador “esté podrido de pasta”, su “bolsillo” y su economía familiar está sufriendo de forma masoquista, y es que estás marcas estaban para gente de clase alta-alta, la cual se lo podía permitir perfectamente, sin embargo, por esa imitación estudiada primeramente en Málaga, se dan este tipo de cosas, para los cuales los casos narrados antes de BMW y ZARA son muy relevantes. Esto queda también explicado puesto que las clases altas producen un alto nivel de imitación, algo que evidentemente es muy poco democrático y produce mucha más jerarquía social. Estos sistemas de poder, desde luego no solamente se basan en marketing como principal herramienta, también interviene otros factores como los paraísos fiscales, y no nos tenemos que ir muy lejos para encontrar Gibraltar, también tenemos las Islas Caimán, y caso significativo es Suiza, rodeada por Italia, Austria, Alemania y Francia, es paradigmática la Unión de Bancos Suizos, en ella a lo largo del tiempo, entre otros muy diversos fondos, han albergado los grandes dictadores mundiales sus no pequeñas fortunas. Entendiendo que a UBS no es que le falte dinero, a financiado el equipo (formado por gente de varias nacionalidades) del barco que ha competido en la Copa América (última edición celebrada en Valencia) y que se ha alzado con el triunfo en las dos últimas competiciones. Cómo será posible que el equipo de un país que toda el agua que tiene será algún lagucho grande, haya ganado las dos últimas veces. Sencilla respuestas: muuuuuucha “PASTA”. Desde luego cabría preguntarnos qué pasa, o como en otras ocasiones frecuentes, intentar buscar responsables en los que descargar toda la culpa, si es que la gente es estúpida perdida, o fácilmente culpar al sistema, al capitalismo, y esas soluciones fáciles. En cualquier caso, eso ya es otro tema.

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