domingo, 4 de noviembre de 2007

Me ha resultado curioso la nueva concepción que intelectuales contemporáneos conocidos por todos como son Ralf Dahrendorf y Anthony Giddens tienen de la función del trabajo. Curiosamente, estos liberales se ponen nerviosos ante la libertad que conlleva la falta de trabajo, que no el paro.

Marx en "El Capital" reza:

" el reino de la libertad solo comienza allí donde el trabajo, determinado por la necesidad y por fines externos, cesa; por lo tanto, de acuerdo con su propia naturaleza, este reino está situado más allá de la esfera de la producción material propiamente dicha. (...) (por tanto) la reducción de la jornada laboral es su condición fundamental"

Lo que ha sido una reivindicación y constante lucha por parte de la clase obrera anhelando libertad y autonomía ante el propio proyecto de vida es, podemos decir, la única de las conquistas feacientes de las reivindicaciones marxianas. La presión y unión de los explotados ha llevado a una situación impensable en los años en que Marx escribía su obra más comprometida con la ciencia de lo socioeconómico. Sin embargo, los garantes de la libertad, de los proyectos vitales y de la individuación tiemblan ante esta nueva situación. Si en la sociedad industrial el sometimiento del proletario a la producción era necesaria para la consecución de los fines del Capital como clase dominante, en la actualidad la función del trabajo no es otra que la de control de la sociedad de individuos que puedan suponer una amenaza para el sistema. El trabajo como control social, una guerra preventiva que presupone que el trabajo es un medio de canalización de ira, frustraciones y situaciones de desigualdad. Mente ocupada sociedad a salvo.

Parece ser que la dialéctica Capital/proletariado ha cambiado a raíz de la sociedad post industrial, de la información, del conocimiento o network society... Sin embargo, el trabajo sigue siendo la base del control de la sociedad por parte del sistema dominante. Entiendo que se pueda pensar que la ocupación del tiempo y la sensación de productividad pueda llevar al individuo a la creación de esperanzas opuestas al martirio, pero si la propia relación con el trabajo es la de ser dominado por él, el trabajo no puede ser medio de libertad, sino de opresión.

Si quereis profundizar al respecto, aquí teneis el librito de la discordia: En busca de un nuevo orden mundial: una política de la libertad para el siglo XXI (Ralf Dahrendorf)
Publicado por Jorge Loza

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