martes, 20 de noviembre de 2007

La piel de zapa y Balzac

Honoré de Balzac, a pesar de su característica foto, emulando a una especie de declamador trasnochado, según mi visión de la estética actual; es un escritor fascinante. Nunca reparé en su obra. De hecho, creo que la presencia de Flaubert nubló mis sentidos y me hizo pensar en la novela realista francesa del siglo XIX únicamente desde las letras de este último, obviando, por supuesto, a sus demás representantes.

De pequeña no viví con mis padres, de vez en cuando ellos iban a visitarme y le pedía a mi madre que me contase un cuento para poder dormir. Mi madre, que no es una persona particularmente creativa, siempre me contaba el mismo cuento "La piel de zapa". Recuerdo tener 5 años y escuchar cómo mi madre hablaba con demasiado desparpajo de vender el alma al diablo y demás cosas que no citaré por no hacer patente su poca represión frente a su hija de 5 años. Hace tres semanas, buscando un disco de Django Reinhardt, decidí pasarme a ver las recientes ediciones de bolsillo. Una tapa verde me llamó la atención, y unas palabras en un blanco brillante me hicieron emocionarme hasta las lágrimas. Era "La piel de zapa". Aquel cuento que jamás circunscribí en mi mente como proveniente de un autor, y menos de Balzac. Desde niña pensé que mi madre lo había inventado y ahora estaba ahí, frente a mí, llamándome desde la nebulosa de mi inconsciente...la piel de zapa, la piel de zapa. Claro, eso es, la piel de zapa, el único cuento que escuché de los labios de mi madre. Imaginad mi sorpresa, imaginad mi cara al palpar ese descubrimiento magnífico, olvidado, y ahora, retomado. No pude esperar, y aunque el día anterior perdí mi tarjeta y solo me quedaban 20 euros en la cartera, no pude más de ceder ante la tentación de comprarlo. Jo!, lo bien que huelen los libros cuando están nuevos, la ilusión de mundos por descubrir, de almas vendidas al diablo por retomar. Mi madre con su voz ronca relatándome esa novela...es maravilloso. He devorado el libro y aunque mi querida madre ya no esté conmigo, siento que tengo algo suyo. Espero que Balzac no se ofenda y que menos aún se enfade porque leyendo su piel de zapa pude constatar que mi hermosa madre trastocó su historia, pero la hizo suya y mía y claro, claro que también es de Balzac, pero yo sé que él me la presta. Es tan hermoso ser sorprendido, encontrar algo perdido e incluso re-descubrirlo.
Publicado por efecilla

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