martes, 13 de noviembre de 2007

¿Organización?¿Y cuánto dices que cuesta?

Esa fue la respuesta que recibí por parte de mi anterior empresa cuando al proponerme un ascenso en el departamento al que pertenecía les "sugerí" que para aceptar necesitaba una serie de cambios organizativos.

Al principio todo funcionó muy bien, de todas las propuestas que entregué se fueron cumpliendo ( mobiliario ergonómico para el departamento, eso sí de Ikea y baratito, nueva distribución física del departamento para mejorar la comunicación entre los miembros, planogramas de trabajo, un nuevo sistema de mensajes para una mayor conexión entre nosotros y otros cambios que, económicamente, no representaban sino un gasto en mis horas extras).

El problema empezó a surgir cuando las medidas ya chocaron con el departamento financiero (los cocos de todas las empresas) . Les presenté informes de mejora de rendimiento con una inversión no tan alta pero que a medio plazo (ya no menciono lo que huebiese supuesto a largo) la productividad subiría. Medidas como trasladar parte de nuestro almacén central situado en Madrid a Barcelona con lo que ,si bien los costes del material subían un 5%, el ahorro de los costes de envío de Madrid a Barcelona hubieran bajado en más de un 15 %, sin hablar de un control más directo por parte de las tiendas ubicadas en esa ciudad.
Y como estas un par de medidas más.

No las propuse para una mejora salarial mía, sino porque me sentía parte de la empresa y sentía que todo lo que la beneficiara a ella también , en cierto grado, lo hacía conmigo.

Al final, y sintiéndolo de todo corazón, (guardo una gran amistad con quien fue mi jefa) abandoné la idea y busqué un nuevo camino.

De todo esto saqué una valiosa lección: "Si crees que algo vale la pena, lucha por ello , porque de lo contrario te lo estarás reprochando toda la vida".

Publicado por julio crespo

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