viernes, 14 de diciembre de 2007

Música? !Siiii, por favor!

Buenas noticias de cara a Navidad, la próxima semana en clase toca MUSICA y la canción que quiero publicar aquí es de La Mondragora (Joaquín Sabina, JAvier Krahe y Alberto Perez del año 81). En esta, no tengo otras palabras, espectacular canción, Sabina nos habla, siempre con esa sarna e ironía que influye a sus palabras, del sentir de una sociedad española todavía dividida en dos (y no lo está actualemente, me pregunto) el día de la muerte de una famoso personaje cuyo nombre no voy a citar pues acabaría, como dice el título de la canción, con la adivinanza.Pocas palabras puedo decir más de esta canción...lo mejor es escucharla, respetarla y entenderla. Que disfruteis...

Título: Adivina, adivinanza
Año: 1981
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: La Mandrágora (1981)

Mil años tardó en morirse,
pero por fin la palmó.
Los muertos del cementerio
están de Fiesta Mayor.
Seguro que está en el Cielo
a la derecha de Dios.
Adivina, adivinanza,
escuchen con atención.
A su entierro de paisano
asistió Napoleón, Torquemada,y el caballo del Cid Campeador;
Marcelino de cabeza
Marcándole a Rusia un gol
el coño de la Bernarda,
y un dentista de León;
y Celia Gámez, Manolete,San Isidro Labrador,
y el soldado desconocidoa quien nadie conoció;S
anta Teresa iba dando
su brazo incorrupto a DonPelayo que no podía
resistir el mal olor.
El marqués que ustedes saben
iba muy elegantón,
con uniforme de gala
de la Santa Inquisición.
Bernabeu enciende puros
con billetes de millón,
y el niño Jesús de Praga
de primera comunión.
Mil quinientas doce monjas
pidiendo con devoción
al Papa santo de Roma
pronta canonización.
Y un pantano inaugurado
de los del plan Badajoz.
Y el Ku-Klus-klan que no vino
pero mandó una adhesión
y Rita la cantaora,
y don Cristóbal Colón,
y una teta disecada
de Agustina de Aragón.
La tuna compostelana
cerraba la procesión
cantando a diez voces
clavelitos de mi corazón.
San José María Pemán
unos versos recitó,
servía Perico Chicote
copas de vino español
Nunca enterrador alguno
conoció tan alto honor
dar sepultura a quien era
sepulturero mayor
Ese día
en el infierno
hubo gran agitación,
muertos de asco y fusilados
bailaban de sol a sol.
Siete días con siete noches
duró la celebración,
en leguas a la redonda
el champán se terminó.
Combatientes de Brunete,
braceros de Castellón,
los del exilio de fuera
y los del exilio interior
celebraban la victoria
que la historia les robó.
Más que alegría, la suya
era desesperación.
Como ya habrá adivinado,
la señora y el señor,
los apellidos del muerto
a quien me refiero yo,
pues colorín colorado,
igualito que empezó,
adivina, adivinanza,
se termina mi canción,
se termina mi canción.
CHIM PON

Publicado por julio crespo

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