jueves, 13 de diciembre de 2007

El miércoles pasado, Roberto Carballo habló en su clase del valor añadido de las marcas comerciales. El profesor sostiene que en muchos casos, la marca acapara el grueso del valor del producto, mientras que el producto en sí­, ausente de cocodrilo, tick o fantasmita blanco cabizbajo con cara de gilipollas tiene un coste irrisorio para la empresa. Mientras estoy de acuerdo con el profesor en que, efectivamente, hay marcas que inflan el precio de sus productos para situarse como objetos de lujo, por lo general este incremento en precio se corresponde con un incremento en calidad.

No es comparable un Dacia Logan con un Porsche 911 Carrera, por mucho que uno quiera compararlos. El primero acomete las funciones principales de un coche, mientras que el segundo, además de eso, tiene mayor aceleración, mejor tracción, velocidad punta más alta y asientos cojonudos. El Porsche tiene valor añadido, el Dacia Logan no. Es verdad que Porsche A.G. podrí­a vender su 911 Carrera a un precio mucho más competitivo, pero como todos sabemos, uno vende su producto al precio más alto al que la gente esté dispuesta a pagar. Los directivos de Porsche A.G. no son tontos.

No es comparable una camisa de los chinos de 4€ a una Dockers de 20€ (comprada rebajada en Nueva York y con el Dólar por los suelos). Cierto que por el precio de una Dockers me puedo comprar cinco de las de los chinos, eso nadie lo ha dudado. Pero la de Dockers tiene un tejido de mayor calidad, más suave y que repele los líquidos. Si me salpica agua mientras me lavo las manos en el lavabo, con la Dockers esas gotas no calan la camisa. Con una camisa de los chinos, sí­. Y a mí no me gusta precisamente volver del baño con la camisa calada. Por lo que esos 16€ de más que he pagado, a mí­ me merecen la pena. La camisa Dockers tiene valor añadido, la de los chinos no.

No es comparable un reproductor DVD de E-max (marca blanca china) a uno JVC. Mientras que el primero me costó 50€ y el segundo 150€, el de E-max tardó cuestión de dí­as en dejar de leer correctamente los DVD. Si quiero ver una pelÃícula en este reproductor, voy a tirarme dos horas viendo cómo se dessincroniza el audio del ví­deo mientras escucho un horrible zumbido proveniente del lector. Con el JVC puedo ver la pelí­cula de principio a fin sin sorpresas. No sé si el JVC tiene un valor añadido, pero está claro que me compensa mucho más que el E-max.
No es comparable un reloj de los chinos de 10€ a mi Omega Speedmaster Professional Edición Limitada Apollo 11 de 2000€. El mí­o “sólo” va a cuatro pasos por segundo, comparados con los cinco al que va el reloj de Roberto Carballo. Pero tiene un peso agradable, es de cuerda, tiene una mecánica alucinante, una garantí­a de por vida, un estuche aterciopelado precioso, el emblema del Apollo 11 y una esfera muy resistente. Llevarí­a puesto un reloj de los chinos un rato, pero mi Omega lo llevaría puesto hasta en el ataúd.

Al final todo es una cuestión de gustos. Suelo comprar mucha comida marca Hipercor, SuperSol, Hacendado…porque considero que el producto es casi idéntico al de las marcas comerciales pero a un precio más asequible. No me guí­o ciegamente por las marcas, pero queda claro que no son solamente un escudito con un caballo y la palabra Stuttgart, un ancla, las letras J, V y C pegaditas y una omega.
Son valor añadido.
Publicado por Greg2k

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